Contuve mis ansias por saber quién era, seguí mi camino sin detenerme. Entonces, un recuerdo, que aún no sé cómo ni por qué, me causó gracia.
No lo había notado pero aquella silueta estaba justo en frente de mí. Por unos segundos no deseaba ver su rostro, pero lo hice.
Era una mujer, no muy joven, tenía una expresión casi de una sonrisa psicópata. Mientras buscaba articular alguna palabra, la escuché decir: ¿Qué quieres? -No lo sé, usted vino a buscarme.
Mierda, yo no había intentado decir aquella oración, era como si mi cuerpo reaccionara solo. En ese momento solo pude seguirla. Seguirla hasta algún lugar de otro camino.