lunes, 17 de noviembre de 2014

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Eres mi venus parisina.

Eres mi pecado increíble.

Mi despejado cielo en una tarde del invierno pasado en un motel que está dentro de la mejor ciudad que puedes imaginar dentro de tu pensamiento.

Y sí, estoy perdido entre tus piernas, entre el olor de tu cabello y la delicada silueta que manejas al caminar/bailar.

domingo, 12 de octubre de 2014

Ella

Ella sale, el viento no coordina con sus pasos y tampoco lo hace mi mirada con la suya.
Llega con una ligera sonrisa, la simetría de su rostro me distrae por un minuto o una hora, ya no lo sé.
Debo entregarle algo y el tiempo se ha vuelto tan lento que mi respiración suena en todo el lugar.
Su cabello alcanza mi hombro,  tienta a soñar infinidad de veces con ella sobre mí, sobre mi pecho, o quizá debajo de toda mi piel.

La realidad, ella se ha ido o quizá nunca apareció. 

domingo, 22 de junio de 2014

Sombra.

De repente, el silencio arremetió su cuerpo. Nada era igual, y las hojas revoloteaban danzantes por verlo caer. Aún era temprano, pero tarde para él y su suerte.
Quiso abrazar el sol entre sus dedos, pero el peso sombrío de algo oscuro lo detuvo. Él lo sabía, lo conocía de siempre y de nunca. Intentó observar aquello que lo detenía, pero aquello se esfumó. Desapareció como la gloria de un espartano al morir.
Intentó buscar las llaves de su auto, pero el silencio aún arremetía contra él. ¿Qué es lo peor que puede sentir un hombre al vivir? El silencio de todo y nada a la vez. Él lo entendía, claro que lo hacía. Sentía ese paso lúgubre al comenzar a conducir. Miraba en el retrovisor y su sonrisa lo detenía, frenos ... El auto rodaba en el asfalto y yo observaba con satisfacción todo lo que había hecho. Después de todo, siempre fui su sombra. Fin.