lunes, 17 de noviembre de 2014

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Eres mi venus parisina.

Eres mi pecado increíble.

Mi despejado cielo en una tarde del invierno pasado en un motel que está dentro de la mejor ciudad que puedes imaginar dentro de tu pensamiento.

Y sí, estoy perdido entre tus piernas, entre el olor de tu cabello y la delicada silueta que manejas al caminar/bailar.